Podcast: ese deseo atávico por escuchar historias

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Inauguro este blog de PodCast a la Carta con una teoría que me resulta muy inspiradora, y es que es imposible dejar de asociar el gusto que todos sentimos al escuchar una historia con el placer atávico de la narración oral que acompaña a la humanidad desde sus orígenes.

Pude parecer cliché pero se viene a mi cabeza la imagen de aquellos primeros hombres y mujeres alrededor del fuego compartiendo sus aventuras. Por supuesto que después llegaron las pinturas rupestres, los jeroglíficos, la escritura, claro que sí, pero se necesitaron milenios para que las tribus dieran el salto de la tradición oral hasta lograr la transmisión del conocimiento por medio escrito, entre tanto no se perdió el placer por escuchar historias.

Me regreso a tiempos remotos porque aunque en la actualidad tenemos a un clic de distancia una enorme oferta tecnológica, el tema es de lo más simple: Nos gusta que nos cuenten historias, nos gusta escuchar narraciones, nos gusta que nos cuenten cuentos y eso, en este tiempo lo podemos hacer, entre otros caminos, gracias a los podcast.

Para nuestros antepasados era muy valiosa su narración porque de ese conocimiento bien podría depender la subsistencia de la tribu, solo que en aquellas épocas milenarias, e incluso en comunidades actuales, es la tradición oral la que permite transferir mitos, leyendas, costumbres, fábulas, saberes y tradiciones de generación en generación, lo que ratifica el valor de la oralidad.

Como lo narra maravillosamente en  su obra El infinito en un junco la escritora Irene Vallejo  relata: "Durante la etapa oral, los poemas se recitaban en público, perpetuando una costumbre heredada de las tribus nómadas, cuando los ancianos recitaban junto al fuego los viejos cuentos de sus ancestros y las hazañas de sus héroes. La poesía estaba socializada, era de todos y no pertenecía a nadie en concreto. Cada poeta podía utilizar libremente los mitos y cantos de la tradición, retocándolos, desembarazándose de lo que considerase irrelevante, incorporando matices, personajes, aventuras inventadas y también versos que había escuchado a sus colegas de profesión".

La diferencia es que con un podcast la ceremonia tiene sus variaciones, eres tú quien elige quién te cuenta el cuento, seleccionas también la voz que agrada a tus oídos, la historia de tu preferencia, y por supuesto el lugar y la hora ideal para este rito. Esta aldea global es cada vez más pequeña y no importa en qué país te encuentres y cuántas millas de distancia nos separen podemos estar en contacto.

Con los podcast vivimos otras vidas

Dicen los neurocientíficos que sin importar la edad que tengamos nos gusta contar y escuchar historias porque el cerebro humano está programado para que éstas influyan en nuestras emociones. Es decir, cuando nos cuentan una historia nos identificamos con hechos que nos han ocurrido o con situaciones que quisiéramos experimentar, y así de alguna manera podemos vivir la vida de otros.

Me encantó el artículo de la periodista y estudiosa en Licenciatura en Ciencias Sociales, Edith Sánchez en lamenteesmaravillosa  donde dice: “Un estudio llevado a cabo por las universidades de Princeton y Yale terminó por enumerar las enormes potencialidades de las historias. Estas son algunas de ellas: Cuando nos cuentan una historia se activan las zonas cerebrales que se activarían si nosotros mismos estuviéramos viviendo esos hechos”. También expresa: “Las historias son informaciones con alma” porque llegan directamente al corazón y establecen vínculos íntimos entre las personas y los personajes”. En resumen, escuchar historias genera una conexión porque de alguna manera nos convertimos en los personajes que admiramos.

Mi bautizo en este blog de PodCast a la Carta con la teoría de ese deseo atávico por escuchar historias, me resulta más que inspirador para continuar por este camino narrativo que durante años he realizado a través del periodismo televisivo y que hoy me motiva desde estos relatos en decibles.

Tengo la certeza de que independiente del país, la cultura, el idioma, el estatus social que ocupemos; como personas compartimos los mismos sentimientos, miedos, alegrías; y seguramente una buena historia de podcast nos seguirá conectando con esa búsqueda profunda de encontrar respuestas a esas preguntas básicas que como humanidad nos interesan y por qué no, nos atormentan.

 

 

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